Una exposición sobre el bodegón con grandes representantes de la pintura más actual
La exposición “Los Caprichos” pretende rescatar del olvido un género totalmente abandonado trayéndolo a nuestra contemporaneidad. Bajo un estilo muy colorista, 26 artistas nos descubrirán sus objetos fetiches y esos elementos que invaden su cotidianeidad.
Adrián Goma – Alejandra de la Torre – Ana Jarén
Ana Juan – Be Fernández
Carlos Álvarez Las Heras – Dan Oliver
Eva Poyato – Fabio Hurtado – Francisco Carmena
Gonzalo Sáez Díaz-Merry – Irene López León
Luis Selem – Mario Belem – Mico Rabunal
Miguel Ángel Fúnez – Miguel Piñeiro
Moisés Yagües – Orrite – Óscar Llorens
Paco Díaz – Penélope Clarinha – PenRider
Perrilla – Pulp – Rx
Pero ¿de dónde nos viene eso del bodegón, y cuándo nos olvidamos de él?
En España la importancia del género no se puso en valor hasta bien entrado el siglo XIX gracias la exposición “Floreros y bodegones en la pintura española” (1835) en el Museo del Prado.
En esta ocasión, de entre todos los artistas que trabajaron el género queremos destacar la figura de Goya por el tratamiento que en el siglo XIX le dio al bodegón. En sus últimos años le aportó un carácter totalmente innovador y desconocido hasta el momento: introdujo el plano de lo violento, sensaciones de muerte y sacrificio, utilizó pinceles, espátulas y sus propios dedos, combinó empastes densos y veladuras más ligeras, y el uso de transparencias destellantes e iridiscentes con los más desolados y lóbregos vacíos.
Adrián Goma
Siguiendo la premisa de la exposición de “romper” el concepto de bodegón, he querido irme al origen más puro del mismo hacia la «naturaleza muerta» y desde ahí, trabajarlo en un estudio de tejidos naturales; desde la lana a la piel humana o el retor. Carne, piel, plantas, pero configurado como un todo corpóreo.
Las piezas «Canción de cuna para un cadáver» representan a dos momias peruanas, madre e hijo, que en esta ocasión cumplen la función de objetos en un estudio de texturas y arreglo de color muy al estilo de Whistler.
A principios del siglo XIX, ya Théodore Géricault realizó magníficos bodegones con piezas de cadáveres como preparación a una de sus obras más célebres; «La balsa de la Medusa«, y que a día de hoy siguen siendo un extraordinario referente de bodegones barrocos, pero también increíblemente modernos.
Alejandra de la Torre
Partiendo de mi propia experiencia de apego hacia mis posesiones, empecé a investigar sobre los vínculos que desarrollamos las personas con los objetos que nos rodean, sobre la necesidad de retener y los límites entre la posesión y la obsesión, interesándome sobre todo el límite establecido entre lo que se considera normal y lo enfermizo y replanteándome los parámetros que delimitan una cosa de la otra.
A partir de esta experiencia personal, fui tratando el tema de una forma más general, centrándome sobre todo en actos cotidianos relacionados con diferentes formas y motivos de acumulación, desde la conservación de recuerdos hasta otros como el coleccionismo.
Actualmente además de utilizar el vínculo con el objeto como tema central de mi obra, lo utilizo como elemento narrador para hablar y tratar otros temas que me interesan, como la precariedad entre los jóvenes o la desigualdad de género, por poner algunos ejemplos.
El apego, la acumulación, el miedo al vacío, la obsesión, el concepto de posesión y la memoria, son palabras claves de mi trabajo.
Desarrollo mi obra apoyándome en la pintura, pero combinando esta con otras técnicas como el dibujo, la serigrafía, la transferencia e incluso la presencia de objetos físicos, creando instalaciones donde los diferentes elementos y técnicas se nutren las unas de las otras, marcando el ritmo de la mirada del espectador. Además otra de las características de mi investigación pictórica es el uso de material y técnicas, podríamos decir “no nobles”, materiales comunes, como hojas de libreta, pape¬les que encuentro entre libros antiguos, cuartillas, tikets, etc. incluso técnicas que todos aprendimos en la asignatura de plástica, se entremezclan para aportar ese toque de cotidianidad a la pieza, acercando al espectador mediante elementos que le son comunes.
Ana Jarén
Con estos bodegones he intentado recrear instantes de una época pasada, de esos días que, al recordarlos, me embarga la nostalgia. Son piezas que apelan directamente a los sabores de mi niñez, además de los olores, los colores y los sonidos. Aparecen algunos productos que, sin ser especialmente relevantes, me hacen ‘clic’ y rescatan algunos recuerdos especiales que estaban olvidados, las situaciones donde los consumía, las personas con las que los compartía. Son recuerdos bonitos de una época pasada donde todo aún estaba por pasar.
Ana Juan
«Life & Death I, II, III»
Vida y muerte, entre ambos estados hay un momento en el cual se funden, y sobre esta transición dialogan estas tres piezas que se pueden leer como una única obra.
Las flores albergan la metáfora del paso entre la vida y la muerte. Flores llenas de vida que, al ser cortadas, abrazan la muerte lentamente.
El paso entre la vida como icono de luz, y la muerte como representación de la oscuridad, es un misterio. Pero entre ambos estados, ¿Qué nos espera?
Be Fernández
“Martirio representa el sacrificio. Habla de todas las cicatrices que acompañan cualquier camino personal de superación, de todas sus recompensas, y de como todo esto conforma quienes somos. Martirio habla del dolor y del placer que forman parte de vivir“.
Carlos Álvarez las Heras
La obra “El Limonero” se enmarca dentro de la interpretación más clásica del bodegón, en su tradición de búsqueda de la serenidad, bienestar y armonía que proyecta a primera vista. La obra muestra complaciente un ave en primer término que posa entre un limonero (vida) y un racimo de uvas que yace cortado (muerte), dialogando así a través de una imagen naif sobre algo de tanto calado como lo efímero de la vida, un tema trascendental que bebe directamente de la renovación que el género experimentó en a principios del SXX.
Dan Oliver
Los cuatro cuadros que he pintado para la exposición Bodegones reflejan diferentes interpretaciones del término «naturaleza muerta» y, al mismo tiempo, pretenden ser autorretratos psicológicos. En mi práctica artística, intento captar imágenes del subconsciente. Pueden ser imágenes pasajeras que me vienen a la mente, o variaciones de imágenes que he utilizado antes, pero uno de mis objetivos es que las interpretaciones de mi obra sean abiertas, e incluso algo más allá de mi plena comprensión. Por eso acepté encantada el reto de pintar objetos inanimados que reflejaran la conciencia de un sujeto vivo (yo misma). Como aficionado a la filosofía, pienso a menudo en el yo, y la visión del yo que más me intriga es la del yo como multiplicidad o comunidad de impulsos y pulsiones.
Eva Poyato
FANTASÍA EN UN TÉ
Bodegones de fantasía surgen en mis obras tratando de dar un giro a aquellos de los grandes pintores con los que nos criamos y educamos.
En estas piezas podemos pasearnos sobre una taza de té calentita con un príncipe sobre su barca que ancla el momento para deleitarse ante el color rojo de la cereza, o comer un mar de uvas donde una princesa navega sobre el dulce oleaje al encuentro de su amado.
Alambre, hilos collage y diversos materiales, dan forma a mi obra, tratando de invitar al espectador a embelesarse en cada rincón del lienzo.
Espero que podáis volar conmigo más allá de la realidad y disfrutéis de un viaje infinito de fantasía.
Fabio Hurtado
Mi obra ha girado siempre en torno a la figura humana así que he querido hacer algo un poco Dadá, con algo de ironía crítica sobre los tiempos en que vivimos, llenos de dinámicas tóxicas y absurdas…y sobre todo con la utilización constante del miedo en nuestra sociedad. De ahí la pirámide de papel higiénico.
Francisco Carmena
Hidden Head sin duda podría definirse como “Bodegón”, no obstante, no en el sentido literal de la palabra. A lo largo de su trayectoria artística Francisco Carmena ha tratado las distopías y todo lo que tiene que ver con los escenarios postapocalípticos, influenciado en gran medida por los recuerdos, elementos y parajes de su infancia. Sin embargo, paradójicamente, esta pieza cumple con estos parámetros del mismo modo en que se aleja de ellos.
En este caso. la obra podría considerarse una de las más personales del autor toledano, dado que exhibe un relato que representa a la perfección diversos hechos y elementos de su infancia en La Sagra. La cortina de la casa de su abuela materna, las pipas, que nunca fallaban en las rutinarias tardes de su abuelo, o una tortuga a la que quizá mató “la curiosidad” son las piezas de este rompecabezas que nos plantea la difusa línea entre Surrealismo y Realismo, o en este caso, entre el Surrealismo y los recuerdos en sí mismos
Gonzalo Sáez Díaz_Merry
¿Pero qué es exactamente un bodegón? ¿Objetos cotidianos, alimentos perecederos, comida? ¿Una escena que representa el paso del tiempo, el fin de la vida?
¿Y si fuera el escenario de un crimen, de una trama policiaca donde figuras inertes cobraron vida para luego perderla?
Irene López León
La expresión «un patito fuera de la fila» es una metáfora que se utiliza para describir a una persona o situación que se destaca o diferencia del resto de manera notable. La frase implica que esta persona o situación es inusual, diferente o incluso incongruente con su entorno o con lo que se considera normal o esperado.
En un contexto más amplio, la expresión se utiliza para referirse a personas que no encajan en las normas sociales o que tienen comportamientos o características que los hacen sobresalir. Puede implicar una sensación de singularidad, originalidad o rebeldía, dependiendo del contexto en el que se utilice. Esta pintura es un guiño humorístico a la tradición de los bodegones florales clásicos al incorporar elementos iconográficos de la cultura popular actual.
En la composición aparece un patito de goma que, junto con otros iconos, parece «salirse de la fila». Entre los elementos que conforman esta pintura se encuentran la flor y la Estrella de Super Mario Bros, el pez radioactivo de los Simpson, el icónico smiley, Hello Kitty, la cuarta bola de dragón, el primer walkman junto a la maqueta de Estopa y un jarrón de porcelana de Batman. Estos iconos, provenientes de diversos medios y universos culturales, se entrelazan para crear una narrativa visual que resalta lo peculiar y fuera de lo común.
La pintura explora la intersección entre lo tradicional y lo contemporáneo, lo serio y lo lúdico, lo familiar y lo extraño. «Un patito fuera de la fila» celebra la diversidad y la singularidad, al mismo tiempo que critica sutilmente la uniformidad y la conformidad.
Luis Selem
“Envolver en periódico lo más armado para preservarlo” Esta pieza nos cuenta una historia de placeres nocturnos, mis placeres, los placeres de mi amor que mantengo en secreto y salvo en mi memoria.”
Mario Belem
Estas obras ofrecen un contraste con las pinturas de naturaleza muerta tradicionales. Mientras que históricamente, tales obras celebraban la abundancia y la opulencia, ‘No estoy seguro de estar arrepentido – te lo digo luego.’ y ‘Desde hace algún tiempo he estado guardando mis momentos más tiernos en una caja, bajo la mesa de la cocina’ profundizan, sirviendo como recipientes para las complejidades de la emoción y la memoria humanas. Invitan a los espectadores a explorar las narrativas ocultas y las verdades personales que se esconden bajo la superficie, desafiándolos a reconsiderar los límites convencionales del arte y la introspección. En una era en la que la incertidumbre y la introspección a menudo definen la experiencia humana, estas obras sirven como reflexiones conmovedoras de las complejidades de nuestros mundos internos, incitándonos a confrontar nuestras propias emociones y recuerdos con una claridad y comprensión renovada.
Mico Rabuñal
Me inspiro sobre todo en la importancia del recuerdo emocional, esculpiendo en mármol, granito y piedras calizas una serie de esculturas basadas en objetos o “cosas” hechas por y para el “Hombre”, objetos que siendo comunes para todos tienen una connotación individual para cada uno, llevando a cada espectador a recorrer una serie de recuerdos y sensaciones que a veces se creían olvidadas pero que en el subconsciente están arraigadas de forma pétrea.
Todas las esculturas son técnica mixta sobre talla directa, buscando en la policromía del material el mayor realismo del objeto retratado, ya que no me interesa retratar solo por su estética, siempre procuro dotar a la obra de un discurso con un dialogo ensayado, desde una crítica sociopolítica, hasta cualquier tipo de conductas humanas y con un toque de humor.
Me parece muy interesante llegar a esa parte del cerebro donde se encuentran las emociones y los recuerdos, es la fase más auténtica del ser humano y por definición la más sincera, por eso me atraen los objetos o «cosas».
La vida sin arte sería una vida por fotosíntesis. El arte forma parte de nuestra existencia como seres humanos, es algo esencial como respirar.
Miguel Ángel Fúnez
Desde el apropiamiento y la posterior manipulación de diversa iconografía asentada en el imaginario popular, Mincemeat plantea una muestra de realidades a la vez que se deja seducir por la ficción. Un relato que no sólo tiene en cuenta los objetos del prodigio, sino también los sujetos de la admiración y del asombro, e incluso los del rechazo visceral y los del asco.
Las pinturas que conforman esta serie protagonizan un “Horror vacui” contemporáneo de todo aquello que no puede ser, que existe y no existe al mismo tiempo, que nos asusta y nos seduce, nos tiene y nos entretiene empujándonos a imaginar otros mundos distintos al nuestro.
Miguel Piñeiro
Me gusta retratar objetos.
Potenciar metáforas visuales y sobre todo utilizar la ironía a través de cosas cotidianas, actuales, antiguas, cotidianas o exclusivas, como una crónica de lo que somos y fuimos a través de lo que hemos creado.
Me gusta utilizar el hiperrealismo cómo un medio y no sólo como un fin.
Siempre debe haber algo que contar, algo que vaya más allá de una simple propuesta estática/estética que permita al espectador obtener sensaciones propias.
Moises Yagües
En el fascinante mundo del arte, a veces, me gusta explorar un camino menos convencional y más misterioso: pintar cuadros anónimos adquiridos en mercadillos de segunda mano o anticuarios, añadiendo así una capa de intriga y misterio a la obra. La compra de estos cuadros se convierte en una suerte de caza del tesoro, donde la falta de información sobre el artista y su intención original deja espacio para la interpretación personal, permitiendo dar vida propia a la obra. Para mí es un ejercicio creativo emocionante y una experiencia única donde te aventuras a explorar el mundo del arte más allá de las galerías y las etiquetas de renombre. Son obras, cargadas de misterio que invitan a la reflexión sobre la naturaleza del arte, la autoría y la conexión personal con las creaciones artísticas.
Este enfoque peculiar también plantea preguntas sobre el valor del arte y cómo la notoriedad del artista influye en la percepción de una obra. ¿Puede una pintura ser tan significativa y conmovedora sin conocer la historia detrás del artista? Estos cuadros anónimos desafían la noción convencional de que la autoría es fundamental para apreciar y valorar una obra de arte.
Por otro lado, en las intervenciones de los “bodegones encontrados”, aparecen una serie de artistas en el acto de su creación o restauración, destacando la efervescencia y la emoción del proceso creativo.
Orrite
Mi trabajo se centra generalmente en la vida cotidiana, más concretamente en esos momentos y rincones que te hacen parar en un mundo que cada vez se mueve más deprisa. Vivimos sin detenernos, anhelando, imaginando, sin levantar la mirada, esperando el momento perfecto. Esa quietud, la soledad y el misterio de esos momentos que me transmiten esa idea son, de alguna manera, sensaciones recurrentes en mi obra.
En esta ocasión, me centro en mi interior. A través de distintos bodegones muestro mi yo más profundo y personal. Después de reflexionar sobre mí mismo y enfrentar preguntar sin respuestas definitivas, defino y expongo mis intereses, extravagancias y caprichos. E incluyo aquellos objetos que me atraen o tienen, personalmente, un significado singular.
Óscar Llorens
Inspirado por la nostalgia de mi infancia, mis obras reflejan mis recuerdos más entrañables, coloridos personajes y situaciones cotidianas que me acercan a los años más importantes de mi vida. Objetos extrapolados cargados de nostalgia que nos recuerdan la importancia de disfrutar de la vida.
Paco Díaz
Uno de los motivos recurrentes en la historia del bodegón es representar algo que está cercano, al alcance del artista. Otra, inmortalizar algo querido, un tulipán, unos membrillos o una botella de anís. Y pensé que una de las cosas que más me gustan son los libros. En el sitio donde trabajo los hay de todos los tamaños y colores. Desde hace años organizo las distintas librerías que tengo agrupando los tomos por colores y esa manía la he llevado a la pintura. Con la representación de los lomos de los libros creo un juego de referencias a distintos artistas que admiro. El resultado, lo que pinto, puede etiquetarse de realista, pero las fuentes de inspiración son en su mayoría artistas abstractos. Hay un homenaje a Albers y a sus cuadrados, donde los colores cambian según la interacción con otros colores. También hay una clara referencia a las franjas superpuestas de Rothko, franjas que vibran y que de alguna manera se contraponen al tiempo congelado que he buscado en todo lo que hago. También se pueden rastrear otros artistas asociados al “Color field” o a las multicolores sopas de letras de Jasper Johns.
En todo lo que hago se pueden rastrear apropiaciones, influencias de autores y obras de arte del pasado. Tarkovski, Vittorio de Sica, George Lucas, Blade Runner, las películas de vaqueros, de terror, de ciencia ficción, la arquitectura francesa utópica del XVIII, Archigram, Herzog & de Meuron, Morandi, el minimalismo… son algunas de las múltiples referencias que he tenido presentes en mis series. Me encantan los cuadros del pasado que tienen inscripciones, muchas veces realizadas con elegantes caligrafías, en donde lo escrito, en muchas ocasiones, más que aclarar suele abrir puertas a numerosas interpretaciones. De alguna manera eso pretenden las que yo he hecho. Breves frases lapidarias de aspecto pétreo. Esforzado trampantojo, como lo eran los mármoles y jaspes pintados en los retablos barrocos o como lo son los efectos especiales de las películas.
Penélope Clarinha
«Al no poder pintar personas en un bodegón, he recurrido a las telas y los pliegues: mi segundo icono favorito a la hora de pintar, de ahí las almohadas y las bolsas de basura. Objetos que, además de sus pliegues, también aportan la complejidad del reflejo de la luz.
A pesar de la distinta naturaleza de los objetos, la composición y la atmósfera de los dos cuadros es homogénea, generando una sugerencia interpretativa que correlaciona las historias que usted, querido espectador, tiene absoluta libertad de construir, pues me agrada que sean quienes miran los encargados de completar los mensajes de mis obras.»
Penrider
Siempre he asociado los bodegones con el realismo, aunque hay bodegones modernos, yo me he interesado por los clásicos en los que se trata de representar el motivo de una manera fidedigna, así pues estudiando su complejidad como reto técnico, elegí el cristal como textura principal, disfruté perdiéndome en la infinidad de cambios tonales, transparencias y reflejos, imposibles de capturar por completo.
Con el resto de elementos fui analizando distintos objetos de mi entorno hasta dar con una composición interesante y misteriosa, puro azar. Generando una atmósfera enigmática y surrealista.
Perrilla
Nostalgia… Recuerdos y emociones en una caja, instantes catapultados a otra dimensión para proteger el Portal a nuestro subconsciente, tan frágil y fuerte y salvaje al mismo tiempo.
Refugio… Momentos protegidos de la poda sináptica que se abalanza como Chicxulub sobre nuestro planeta jurásico, pero que aún tras el impacto se mantienen en pie impertérritos, flamantes e incluso más vivos que antes del cataclismo. ¡Mágicos Colosos guardianes de nuestras Almas!
Juguetes… Alter egos de nuestra propia existencia, receptáculos de ilusiones, fantasías, dramas y anhelos, y a los que muchas veces acabamos convirtiendo en verdaderos talismanes chamánicos.
“Cápsula del tiempo”… Una naturaleza cuántica, muerta y viva al mismo tiempo. Un habitáculo repleto de objetos que marcaron nuestra infancia y el paso a la vida adulta. Donde se esconde la esencia misma de lo que fuimos, somos y seremos, y que, como memento mori nos recuerda que la vida es tan efímera que cada instante, cada experiencia positiva o negativa, es nuestra pertenencia más valiosa.
Pulp
Mi obra se ha basado en la utilización del bolígrafo como medio artístico principal y único, en el que combinaba la narrativa clásica para romper con la concepción elitista del arte contemporáneo. Actualmente, después de una larga investigación, mi obra ha evolucionado hacia una nueva estética en la que combino mi mundo como tatuador y artista plástico. Dando como resultado, una obra creada con mi máquina de tatuar incorporándole una mina de bolígrafo en lugar de la aguja. Esta nueva herramienta genera un puntillismo que da un nuevo aire en mi obra. Además, el color toma protagonismo en esta nueva etapa en base a mi gusto por el anime y los videojuegos muy presentes desde mi infancia. Utilizando como medio todos aquellos materiales de la niñez, como lápices de colores, espray, rotuladores y ceras.
RX
«El tema de la exposición es la naturaleza muerta, es decir, la representación pictórica de objetos inanimados como frutas y flores, objetos de diversa índole, instrumentos musicales o animales muertos.
A través del filtro de la paradoja pop, los animales muertos protagonistas de la pareja de cuadros son dos famosos iconos coprotagonistas del célebre dibujo animado de 1951 titulado «Conejo de fuego».
Una imagen fuerte y fácil de leer que muestra, a través de una representación clásica, los excesos que ahora se han convertido en la norma de la sociedad contemporánea.»