Mi proceso creativo está atravesado por el dolor. El acto de duelo está presente en mi cuerpo.
La obra de David Catá se erige como un ejercicio de introspección y resistencia, un proceso en el que la memoria personal se transforma en territorio de exploración artística. A través de una práctica que oscila entre la fotografía, la pintura, la performance y la creación musical, el artista gallego ahonda en las huellas de su propia historia, diseccionando las fracturas del relato familiar y la persistencia del recuerdo, como un acto de duelo.
“Mi proceso creativo está atravesado por el dolor. El acto de duelo está presente en mi cuerpo.”
En su obra, el cuerpo se convierte en soporte y lenguaje. La costura, gesto recurrente en su práctica, deviene un acto de conexión con la genealogía y, al mismo tiempo, una exploración de la pérdida. Coserse la piel no es solo un acto performativo, sino una manera de tatuar la memoria, de transformar el dolor en testimonio visual y tangible. Esta acción que trasciende lo doméstico para adquirir un carácter ritual y casi litúrgico, bebe de la influencia de los trabajos textiles de su madre.