FLUXTURN evoca el flujo (Flux) y el giro o retorno (Turn), representando perfectamente el ciclo en constante transformación.

En este perpetuo devenir, FLUXTURN captura tres estados fundamentales: La pureza del paisaje virgen, intacto, incólume, ileso y ajeno a la presencia humana; La invasión del hombre, convertido en habitante y usurpador, transformando el entorno natural en urbes, encerrado en cubos de metal y cemento, es captado como si la observación se produjera a través de una ventana indiscreta, y la reapropiación de la naturaleza, reclamando su territorio, fagocitando las ruinas y restableciendo su dominio.

La exposición se articula a través de la yuxtaposición de los artistas Pío Cabanillas, Leticia Reyero y Pedro María Asensio, donde el espectador es invitado a transitar en compañía de la naturaleza y el ser humano como protagonistas de una coexistencia compleja.

Los tres constituyen una metáfora visual y conceptual del ciclo FLUXTURN. Pío Cabanillas ejerce de aglutinante a través de sus fotografías generando el flujo transicional de los 3 estados de esta exposición: las imágenes que reflejan la abstracción de la naturaleza se acompañan con las esculturas impolutas de Leticia Reyero, convirtiéndonos en meros espectadores de la belleza y la pulcritud. La usurpación humana es representada por los instantes robados a la intimidad del individuo encerrado en edificios, que se implementan con las instalaciones de Pedro María Asensio quien reinventa el objeto funcional para convertirlo en estructuras arquitectónicas cargadas de crítica y reflexión. Y el círculo se cierra con capturas inéditas de Pío, en las que una vez eliminado el elemento disonante que supone el ser humano, la naturaleza restituye su equilibrio.

Esta exposición es un reflejo poético y visual de cómo el tiempo, el cambio y el poder cíclico de la Tierra redefinen continuamente los límites entre lo humano y lo natural. FLUXTURN no es solo un concepto, sino una reflexión y una llamada a reconocer nuestra conexión intrínseca con la naturaleza en su infinita capacidad de transformación.

Desgranando los conceptos expositivos y centrándonos en la obra de los artistas, el tránsito por la muestra comienza con la serie “Tierra Velada” de Pío Cabanillas que convive con las piezas escultóricas realizadas mayoritariamente en alabastro de Leticia Reyero, el cineasta Gonzalo Suárez dijo que a la naturaleza “no hace falta entenderla con el intelecto, clasificarla, acotarla, ni valorarla desde una

perspectiva estética explicita, habría que respirarla, como se bebe o como se come.” Es exactamente esto lo que hacen ambos autores, la pureza, el equilibrio, el respeto y la veneración de una gnosis ancestral que aporta la naturaleza; Leticia utilizando un lenguaje de abstracción orgánica, profundiza en una interpretación más orgánica y filosófica del ser humano y el cosmos; y Pío centra su objetivo en la eliminación del entorno, reforzando la búsqueda de la abstracción, desgeolocalizando el paisaje, y utilizando los recursos naturales como pinceladas caprichosas de imperturbabilidad.

Pío Cabanillas

Continuamos el recorrido centrándonos en la “artificialidad” que aporta el ser humano, la disrupción de la calma y el equilibrio. Generamos y habitamos urbes que asolan todo a su paso con la intención de crear una evolución cuestionable. Pedro María Asensio y Pío Cabanillas contextualizan este concepto a través de la instalación y la fotografía, Pedro aborda una vez más la preocupación por el exceso de habitabilidad del territorio con piezas generadas por elementos cotidianos, yergue una nueva e intrincada arquitectura que encierra la metáfora de la muchedumbre por medio del “objet trouvé”; y Pío recorre estos espacios habitados a modo de voyeur, en su serie Exterior Noche se cuela en los hogares atrapando la intimidad de extraños, “La noche me convierte en sombra, en cazador furtivo de imágenes iluminadas de forma caprichosa”. Habitantes anónimos exonerados de culpa que residen moral y físicamente en refugios artificiales.

Pío Cabanillas

Pedro María Asensio

Pío Cabanillas