Soledad Pulgar rescata objetos y lugares abocados al silencio, detiene su mirada allí donde el ser humano interfirió con cometidos concretos, generando paisajes inconscientes, que quedan perpetuados en el fondo de su retina. Haciéndonos partícipes de ese carácter intimista propio, que observa en silencio y reflexiona sobre las huellas que abandonamos.
Reincidiendo en su patrón creativo, la acción del ser humano estudiada bajo la perspectiva de su pensamiento fotográfico dará pie a un nuevo proyecto en el que sumergirse, PAISAJES EFÍMEROS. En 2004, un manto de redes descendió frente a las ventanas de Soledad Pulgar, un entretejido de hierros y telas que lejos de ensombrecer su cotidianeidad, abrieron un nuevo horizonte tamizado por un filtro cromático voluble a merced del paso de las horas. Atrapando luces y sombras, ahondando en contrastes, transparencias y requiebros, nos descubre la complejidad de lo sencillo, la magia de lo rutinario cuando se aprende a mirar la poesía que encierra.