Roger Olmos ataca la vertiente del monstruo desde su más amplio espectro, no se limita a reflejar la figura e iconografía clásica y reconocible, sino que ha ampliado el rango a aberraciones intangibles que día a día nos atacan y arrastran a la más profunda oscuridad, tales como la injusticia social, la hipocresía humana, la muerte prematura de un infante…
A lo largo de su trayectoria ha ilustrado mayoritariamente para un público infantil y juvenil, pudiendo poner imagen a situaciones políticamente incorrectas que le ha permitido ejercer un efecto sanador, “tapando las heridas con mercromina” pero aumentando la evidencia del desastre al teñirlo todo de rojo.