Yo reivindico el bodegón
Mi primer contacto con la fotografía fue durante mi infancia en Chile, país donde nací y viví hasta los 10 años. Mis padres hacían fotos para mandarlas a la familia en España. En mi juventud, al final de la década de los 70 y mientras estudiaba Imagen en la facultad de Ciencias de la Información de Madrid, hice mis primeras fotos en blanco y negro y me inicie en el aprendizaje de las técnicas de revelado y positivado. En aquella época realicé un par de exposiciones y llegué a publicar en la revista “Arte Fotográfico» una serie de fotos en blanco y negro coloreadas a mano. Pocos años después, abandoné totalmente la fotografía para dedicarme de lleno a la imagen en movimiento y las nuevas tecnologías. El video, la infografía, el 3D, y la postproducción, me han acompañado durante toda mi vida profesional en el mundo audiovisual.
El bodegón es un género fotográfico que hoy en día ocupa poco espacio en el espectro fotográfico si se compara con la fotografía de calle, el paisaje o el retrato. Pero siempre ha estado ahí desde los inicios de la fotografía. Yo reivindico el bodegón. Siempre me han llamado la atención aquellos objetos cotidianos que vemos cada día en casa y que casi nunca merecen una foto. Objetos sencillos, un vaso de cristal olvidado en la mesa después de comer, algún jarrón con flores, una botella, una taza, fruta, y en general todo aquello que llama mi atención y considero que puede ser una foto interesante. Nada preparado, simplemente están allí, aunque muchas tienen en común el mismo espacio, una mesa de cristal del salón de casa. El resultado fue una serie de fotos que empecé hace unos años a los que llamé bodegones casuales.