Mi intuición dirige siempre el rumbo de mi camino
La obra de Enrique González es el resultado de una mezcla de influencias, de su pasión por la pintura, la luz y la sombra, por la perfección, la excelencia y el arte en todas sus vertientes, dejando siempre que su intuición dirija el rumbo de su camino. Su amor el arte clásico es profundo, especialmente hacia los artistas españoles e italianos del Renacimiento.
González aborda la pintura para retomar lo mejor de ella, recuperar su dimensión poética y metafórica, su capacidad de ilusionarnos y enamorarnos, de vibrar con la buena pintura. Defiende el cuadro como objeto, como un elemento que se aleja de la realidad actual, de un mundo híper conectado, donde lo humano se va dejando de lado para dar prioridad a la tecnología. Ofrece al espectador una obra con entidad física, que no necesita una conexión a ningún tipo de red, es independiente y por lo tanto aporta, una libertad de la que poco a poco nos estamos desprendiendo casi sin darnos cuenta.
«Con mis obras quiero transmitir una sensación de paz y misterio, permitiendo que cada persona interprete mi trabajo como mejor considere»